Mostrando entradas con la etiqueta huertos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta huertos. Mostrar todas las entradas

domingo, 22 de junio de 2014

DÍA A DÍA- RENOVEMOS LA ESPERANZA

¿RENOVEMOS LA ESPERANZA?



Hace días me llamó la atención un  aviso publicitario de un político, donde decía  “Renovemos la esperanza” mastiqué a mis adentros durante varios minutos. La reflexión llega de esta manera. ¿Debemos renovar la espera? La palabra esperanza tiene que ver con la espera del latín sperare (tener esperanza) por ejemplo cuando uno espera a otra persona es porque tiene la esperanza de que va a venir y cuando no viene, pierde la esperanza. La esperanza es un estado de ánimo optimista basado en la expectativa de resultados favorables. Al tener esperanzas sobre alguien o algo, estamos creando una expectativa sobre alguien o algo. Entonces, ¿Realmente debemos esperar? ¿Debemos tener esperanzas? ¿Debemos renovar las esperanzas?

La esperanza es el peor de los males, pues prolonga el tormento del hombre.


Quizás, sea mejor tener confianza activa ante los sucesos o cosas que queramos emprender. Confianza  en que llegará la persona etc. Confianza activa, quiero decir “hago con confianza” es mucho más favorable hacer con confianza, que solo tener esperanzas o depositar nuestras esperanzas en que la persona o político colme nuestras esperanzas= expectativas. Y cuando no las cumple nos sentimos mal, al punto de sentirnos defraudados, defraudados de la espera. Espera que nosotros mismos hemos sembrado.


Carlos Colonia
21 Junio 2014





viernes, 11 de octubre de 2013

DÍA A DÍA- ¿EL CAMINO ESTÁ PERDIDO?

¿EL CAMINO ESTÁ PERDIDO?




Nunca nada está perdido aunque las fuerzas te falten y  veas pocos resultados.
Nunca estas perdido en el camino, solo andas distraído.
No niegues lo que sientes, no te hará menos decir lo que sientes, al contrario te hace mas fuerte.
Celebra  con humildad tu logros, no importa cuan grande o tan pequeño sea,
lo   pequeño para muchos puede ser lo más grande para ti, eso es lo que importa.

Cuando una persona  llega a una montaña grande, cuando está en la cima, disfrutará el paisaje, luego mirará al horizonte y  se dará cuenta que  aquella montaña que subió con tanto esfuerzo es solo el principio del largo camino. Aceptará  el camino con humildad.
Aquel observará desde arriba a otros que van haciendo el mismo camino. Ellos, los que están subiendo no podrán ver al que arriba está.
El de arriba  intentará ayudar pero los de abajo no lo podrán oír. El de arriba hace señales con sus brazos, indicando el camino.
Un caminante el más fuerte físicamente lo  logra ver,  ve las señales que hace el de arriba, piensa.

“Me quiere tomar el pelo y burlarse de mi, no lo conseguirá”

Aquel fortachón hombre esquiva la mirada  y entra en un camino boscoso.
“Aprendizaje”
Luego de tantos intentos fallidos y de intentar subir por acantilados peligrosos, el fortachón regresa al lugar donde vio al de arriba, pero este ya no está. Se lamenta al perder una oportunidad.
Rompe a llorar como un niño durante tres días seguidos,  durante los tres días le invade el miedo, se lamenta de su suerte, piensa en regresar. La soledad y el desamparo carcomen sus pensamientos. Al termino de los tres días, con los ojos hinchados del llanto manchado de arena y lagrimas, divisa a lo lejos entre las montañas una  luz que empaña su visión. Se incorpora lentamente, el silencio parece hablarle. Por primera vez en sus 33 años de vida, mira la salida del sol entre las montañas, siente el calor tibio del astro. Algo se transformó en él aquella mañana.
Admira la maravilla de la luz y se pregunta.

¿Cómo es que antes no pude ver todo esto?

Se arrodilla con una sonrisa optimista, una  lagrima enjuaga la arena de su rostro, marcando un surco limpio que se difumina en el cuello. Coge una piedra, la reconoce. Por primera vez se da cuenta que la piedra tiene una serie de matices y colores. Coge mas piedras las lleva hacia el pecho, la alegría se apodera de él. El fortachón hombre, gira sobre su eje descubriendo algo tan simple para muchos, pero en ese instante para aquel hombre era todo. Coge un puñado de arena, la deja escurrir al aire, el gozo lo invade.  Rápidamente abre la mochila y hace una selección y lleva solo lo que necesita. Envuelve las cosas en una toalla y deja una nota.

“Hoy  llevo lo necesario para este camino… lleva lo necesario de esta bolsa”

Levantó su equipaje y se puso en marcha hacia la cima. En ese estado mientras caminaba escuchaba los latidos de su corazón, el sonido de sus pasos, el murmullo del viento que hacia bailar los bellos del brazo. Estaba con el todo, porque comprendió que el era parte del todo.

“La montaña más elevada existe en tu ser, esa montaña ya lo estuviste subiendo miles de veces.”

El fortachón, llegó al fin a la cima de la montaña. Desde arriba miraba a los otros como hormigas intentando subir. Por un instante tuvo el impulso de hacer señales para ayudar a los que buscaban el camino, pero comprendió que la cima es la misma para todos, el camino es único para cada ser humano.
Levantó los brazos en agradecimiento, el sol  pintaba diversos colores como la paleta del pintor, el viento limpiaba todo su ser. Se quito el calzado y se aferro a ala tierra. Había comprendido que la misma tierra y todo lo que tocaba era temporal y que nada le pertenecía. Dio las gracias a  la cima de la montaña por sostener sus pasos.


“Que grande es todo, que pequeño soy ante tan  magnifica creación.”

Exclamaba.

comprendió también que a cima de aquella montaña tan solo era el inicio del verdadero viaje. Recordó que hubo un tiempo donde  se quedo mirando desde abajo, Otras veces ni se asomo por miedo a lo desconocido.
“lo que hagas hoy es lo único que te garantiza el mañana.”

En este camino  recordó que había dejado a  seres que amaba o que simplemente creo una dependencia emocional o física.

“Amo a la familia que escogí al nacer, también amo el camino que me tocó hacer. Este camino no podría hacerlo jamas con las personas que amo, porque ellas y ellos en algún momento tendrán que hacer lo mismo. La verdadera libertad del amor  es la que deja ser en la individualidad”

Recordó que hizo una búsqueda inútil y   a su vez útil en su vida. El había integrado grupos de toda clase para aportar un bien a la sociedad. Integró grupos que luchan por la paz y demás grupos.

“Si realmente deseo la paz, porque empleamos la palabra LUCHAR por la paz. ¿Nos estamos enfrentando para lograr la paz?
Si realmente quiero la paz de la humanidad, necesito encontrar mi paz, solo entonces dejará de ser una lucha. Luchamos  por la naturaleza, por la tala indiscriminada de arboles, luchamos contra el maltrato animal. Ante eso podría afirmar que la vida es una lucha. ¿Lo es realmente? Venimos al mundo a luchar o  venimos a ser y a estar.
Elijo desde hoy no luchar mas por mi vida. Elijo ser yo en su totalidad para estar y dar las mejores semillas que expandiré por el mundo. De esas semillas brotaran los frutos necesarios para continuar el ciclo de la vida y la preservación del verdadero ser humano.”

El fortachón hombre, continuo caminando durante años por desiertos, bosques, ciudades. Compartiendo en la acción de forma silenciosa todo lo que iba aprendiendo de los lugares que visitaba. Construyo escuelas, ayudo a la tecnificación de cultivos, fue profesor de escuela con una dedicación con un amor digno de un verdadero ser humano. Siempre exclamaba.

“He leído algunos libros en mi vida, he ido a la escuela porque así lo dictaba la sociedad. Nunca pisé una universidad para estudiar una profesión. Hoy siento que tengo todas las profesiones del mundo, sin llevarme ninguna al lecho de mi muerte.”


Carlos Colonia B.

11 octubre 2013

lunes, 25 de marzo de 2013

DÍA A DÍA- UN CIRCO


HABÍA UNA VEZ... UN CIRCO



Cuando somos niños, vivimos, sentimos, gozamos de nuestra esencia más pura. Es como beber de la fuente eterna de aguas cristalinas. Es la etapa donde estamos conectados con esa totalidad de manera sencilla y lo más importante sin ningún tipo de prejuicio. Por esa razón actualmente escuchamos a más de uno decir:

-Todo era más sencillo cuando éramos niños, no había preocupaciones ni nada.-

 ¿Cuánto dura este romance?  No lo se. Vamos perdiendo o vamos saliendo de ese estado de diferentes maneras. Algunos de forma violenta, otros con frases muy típicas de los adultos.

"-Compórtate, que ya no eres un niño-

Creo que la expresión ultima, es un clásico que hemos escuchado a nuestros padres e incluso nosotros mismos lo hemos pronunciado en algún momento o varios momentos. Y no solo lo hemos dicho a nuestros hijos, si no a las personas con ese comportamiento "poco maduro"  porque según las normas de la sociedad debemos comportarnos o ser de la forma que piden los estándares "normales" para ser normales y ser aceptados en esta sociedad. 
Creo que esta ultima expresión va ligado con algo tan natural que necesita el ser humano para integrar un grupo y ser aceptado. A pesar que nuestra parte interna nos diga lo contrario. A continuación narraré una experiencia de mi niñez, lo cual narra estos sentimientos. (Ser aceptado y/o actuar de una determinada  manera para ser parte de un grupo)

Tenía unos ocho o nueve años. La calle era mi segundo hogar, era el lugar donde compartía una serie de aventuras con los niños de mi barrio. Detrás de la casa de mis padres había un polvoriento "parque"  eso era un proyecto de parque, no había más que arboles de eucalipto y una "canchita de fútbol" al lado de aquella canchita de fútbol existía un espacio polvoriento, muy seco. En aquel lugar se instalaban de manera itinerante los circos de barrio. Eran circos muy baratos. El circo como era costumbre en Lima montaban los escenarios en los meses de julio, coincidiendo con el aniversario patrio. Estos circos llegaban con animales enjaulados, monos, perros acróbatas, payasos y un sin fin de personajes que garantizaban un gran espectáculo. En aquel entonces, pedir a mi madre dinero para ver el circo era impensable, es más ni se lo pedía. 
Dentro de mí había un  fuerte deseo de ver el show. Me conformaba ir día a día a ver los animales enjaulados y recorrer la parte externa del circo. En esas idas y venidas aparece un amigo del barrio que era mucho mas inquieto y pícaro para saltarse las normas. Me comentaba que habían entrado sin pagar otros amigos del barrio. 
Los días transcurrían, me había convertido en un espectador externo de los diferentes shows que daba el circo, me paseaba rodeando el circo escuchando o imaginando lo que podría estar pasando dentro. Por otro lado tenía a mi amigo diciéndome o animándome para "zamparnos" entrar sin pagar, eso no iba en línea con lo que sentía. Simplemente tenía miedo, que nos descubriesen. Él me decía para pasar por debajo del  alambrado.

-No tengas miedo.-

Era lo que repetía. Mi reputación estaba en juego, este amigo muy avispado era menor que yo y si él se atrevía porque no podría hacerlo yo., además había un detonante más grande, si no iba  el contaría  al resto que me eché para atrás en algo que supuestamente todos los niños lo hacían.
Acepte la propuesta con el corazón en mis manos. Aquella noche decidimos ingresar al circo. Pasamos el alambrado en el descuido del vigilante, rápidamente levantamos el toldo del circo y ya estábamos dentro. Nos metimos rápidamente entre las largas tablas que servían de asientos, trepamos como monos y teníamos el circo a nuestros pies. Para esto nos ubicamos en la parte alta, mezclándonos con las familias que pagaron una entrada. Allí había muchos conocidos del barrio, entre vecinos y otros amiguitos que vestían para la ocasión ropa limpia. Nosotros estábamos llenos de tierra de arriba a abajo. Esperábamos  el último silbatazo para dar inicio al "espectáculo". Me sentí muy bien por un instante, me decía -"ya pasó lo peor"- 
 la música  acompañaba mi desacelere del corazón.
A través de los parlantes anunciaban el inicio del espectáculo, ambos nos mirábamos con cierta complicidad. Todo no fue color rosa, a lo lejos veo al boletero, mi corazón automáticamente se revolucionó. Lentamente nos  alejábamos de las garras de aquel hombre moreno de gorra  gris. Mi compañero de  aventura se movía de forma acróbata entre los asientos, yo movía mi trasero centímetro a centímetro, un frío recorría mi estomago hasta la punta de mis cabellos. El hombre iba pidiendo los boletos, su mirada se dirigía hacia mi amigo que llamaba mucho la atención con sus movimientos histriónicos, parecía un mono dando saltos de arriba abajo. El hombre se  acercaba cada vez más y nosotros ya no teníamos escapatoria, me quede paralizado ante la mirada hipnotizadora que me lanzó, me pidió el boleto de entrada, me quede mudo, rápidamente hizo el mismo gesto a mi compañero de aventura, lo cual el silencio hizo retumbar el circo, era como si la música, el ruido de fondo de las conversaciones no existieran. Bajo ese ese estado bajamos de las gradas y nos invito a salir, nos cogió amablemente de los hombros, sin ejercer ninguna presión. Caminaba levantando polvillo con mis zapatillas que algún día fueron blancas, en mi mente solo habitaba una duda.
¿Nos golpeará? en ese tipo de situaciones este tipo de gente solía ser violenta con los niños que entraban sin pagar. Los pasos parecían eternos, la noche olía a dolor en mi flaco trasero, atravesamos  la entrada principal y esperaba  la patada que me lanzaría varios metros  del cerco del circo, al llegar al alambrado, él aun nos tenía sujetado por los hombros. Mi mirada se deslizo suplicante hacia aquel hombre, sus movimientos eran automáticos, abrió el cerco y nos dejó. El frío  dejo de recorrer mi cuerpo. El corazón seguía latiendo sin parar. Mi compañero y yo seguimos en silencio hasta nuestras casas.
Aquella noche aprendí una lección solo puedo hacer y ser lo que mi corazón me diga y no lo que diga el resto no tengo que contentar  a nadie, para integrar o ser aceptado, me debo a mi mismo para sentir el mundo en cada paso en cada aroma, en cada caída, esas serán  mis caídas y mis méritos.


Carlos Colonia B.
25 marzo 2013 

sábado, 22 de septiembre de 2012

DÍA A DÍA


                                    Cultivando un Sueño

La mañana se abría  lentamente en tierras valencianas. Abrí mis brazos a la propuesta hecha por Lucía.

- Tengo unos amigos que tienen un huerto en Calicanto. Ellos se han unido y cultivan verduras ecológicas  de todo tipo. ¿Te apetece ir, ayudarles un poco?.

La idea resonaba interesante. Había  hecho la presentación  del proyecto dias atrás, ahora tocaba  aprender sobre cultivos ecológicos y grupos de personas que se unen para un fin común .

Calicanto  es una urbanización  que  pertenece a los pueblos de  Chiva, Torrente y Godelleta.  En coche tardamos unos veinte minutos. 
Después de  atravesar  un camino de tierra llegamos al huerto. Los árboles de pinos rodean la unica casa de unos sesenta años de antiguedad que tenía  medio tejado abajo, la estructura de la casa se conservaba en buen estado salvo la ausencia de ventanas y puertas. Nos recibieron muy amistosamente un grupo de cinco personas que ya estaban  haciendo diversas labores. Uno de ellos sacaba con una carretilla escombros que había  dentro de la casa, otro se había  metido en un aljibe  que estaba aún  con agua.
 Antiguamente la gente del campo depositaba el agua de lluvia en esos aljibes o tanques de agua. Observe el sistema de recolección de agua de lluvia . Consistía  que la caida de agua que escurria por el tejado era conducido por una canaleta. La primera  tromba de agua servía  para lavar el tejado el resto se direccionaba  a través  de los tubos hacia el interior del aljibe.


Junto con Lucía  nos pusimos a arrancar la mala hierba que estaba alrededor de los tomates, pimientos,calabacines, sandias  y demás  vegetales. Había  un sol tenue que faciltaba nuestra labor.

- Chicos por favor solo coged la mala hierba. Si tenéis  dudas en diferenciar la hierba mala con el vegetal, me lo decís. Lo digo porque mi hermana arrancó  la planta de  patata pensando que era mala hierba.-

"H" reía  al contarlo. "H" se volvió  nuestra guia en las labores de campo. A  lo lejos se veía las casas que ocupaban la cima de una colina. En aquel lugar el silencio era unico, sólo lo matizaba las cabras de un pastor gitano. Sí. Se que para muchos sonará  raro ver a un gitano pastor. El pastor de cabras llegó  a un acuerdo con los chicos de "La huerta de Pepita" ellos le cedieron una parte del terreno para el paso de las cabras. El a cambio le daba abono que serviría  para los campos de cultivos.

-Chicos tened cuidado de los gitanos, no vaya a ser que os roben.- 
Les  aconsejaba el gitano pastor.

Los chicos de "la huerta de Pepita" reían  cuando contaban esta anecdota.


- Fijate, que ya es algo fuera de lo común  ver a un gitano pastor. Incluso el mismo gitano nos daba consejos acerca de los gitanos.-



Nuestra charla se dio en un descanso donde intercambiamos información. Me preguntaban sobre el proyecto "Ceah" . Gustosamente contestaba a las inquietudes.

-Carlos, en España  hay muchas ecoaldeas.-

Me comentaba uno de ellos. Estabamos sentados en un circulo, comiendo ensalada de tomates con lechuga.  Los deliciosos tomates que me llevó al recuerdo de la infancia. Saboreaba aquel manjar dado por la madre tierra.

- En el proyecto "Ceah" no sólo  quiero  enfocar la parte externa de vivir en comunidad.La idea es ahondar en algo fundamental para una mejor convivencia. Cuando el ser humano encuentre su sintonía  interna   dejará  de mirar lo que hace el hermano o el vecino. Creo, que sin una sintonía de reestructuración espiritual no se podrá  llegar a ver un verdadero modelo no sólo  sonstenible si no también humano.-


"Es posible un mundo mejor si partimos de nosotros mismos."
Miraba con agrado de este bello grupo de gente que estaban sin trabajo y que buscaban a través  de la labor del campo una alternativa efectiva, no sólo  para ellos si no hacia la comunidad.
Siempre es una oportunidad cuando la sociedad nos aprieta el cuello, es una oportunidad para crear nuevos sistemas alternativos que ayuden a los demás a seguir ensayando nuevas vías de desarrollo, un desarrollo como suelo decir "más  equitativo"

Luego depositamos nuevas semillas en la tierra que abonamos con tanto amor. Cogí  la camara e hice fotos en plena labor de sembrado. Algunos se  refrescaban en la piscina. Un perro fiel posaba como el gran guardian del campo.


Nos quedamos a la comida organizada por los integrantes de "La huerta de Pepita" Lucía  tan amable preparaba los bocadillos de tortilla de patatas.
                                                          
Fue un día  muy especial. Agradecí  conocer gente involucrada con nuevas alternativas en alimentación. Aquel día  me llevé un bello aprendizaje en el corazón.
A cada paso estoy más  convencido del gran proyecto que tenemos encargado en la selva peruana.

Creo en el creación  del hombre.
Sueño con dar un gran minúsculo  grano de arena para ir formando la gran escultura entre seres humanos que creen y viven con la convicción de dar con el corazón a través del amor.



                                                                                              Carlos Colonia
                                                                                                18-sep-2012